TDAH y logopedia
Inatención, agitación física, olvidarse de tareas… todos son síntomas que hemos podido experimentar en nuestras carnes en algún momento y que han podido ser seguidos de un comentario de “perdón, tengo hiperactividad” o “perdón, mi TDAH”.
Es una de las neurodivergencias más conocidas por el nombre y que al mismo tiempo menos se conocen.
En este blog te voy a explicar qué es realmente cuáles son sus características, quien la pone, quien la diagnostica y quien la trata.
¿Qué es el TDAH?
El Trastorno de Déficit de Atención y/o con Hiperactividad (TDAH) es la alteración neuronal o la neurodiversidad que se tiene desde la infancia hasta la adultez, en la cual existe dificultad persistente para mantener la atención y regular el comportamiento de acuerdo al contexto social y a las expectativas que se tienen en cada persona. Aunque comúnmente se diagnostica más en la infancia, es un trastorno que también perdura en la adultez y que puede ayudar a comprender mejor la personalidad o conductas de las personas adultas.
Los síntomas principales o los subtipos son la inatención, la hiperactividad y la impulsividad, que pueden manifestarse de forma individual o combinadas entre sí.
Características del TDAH
Independientemente de su edad, las personas con TDAH pueden experimentar dificultades en todos los contextos de su vida: social, familiar, relacional y laboral o académico. A continuación te explico con ejemplos cómo les afecta cada síntoma.
1. Inatención
Para empezar está la inatención, el pilar principal del déficit. La inatención puede hacer que sea difícil completar tareas, seguir instrucciones o mantener el enfoque durante períodos prolongados. Durante la escolaridad esto tiene como consecuencia que haya temario que el alumnado no haya atendido y por lo tanto, no haya comprendido. Lo mismo sucedería en una reunión de trabajo, que aún la persona teniendo más recursos y más experiencias, haya información que no haya llegado a retener.
También es importante saber que las personas con déficit de atención en las conversaciones largas les cuesta mantener el tema de conversación y que el entorno les reproche o recrimine la falta de interés, aún no siendo cierto. Suele afectar directamente a la emoción y autoestima de las personas que lo sienten.
2. Hiperactividad
También está la hiperactividad, la cual se manifiesta como inquietud motora, dificultad para permanecer quiete y una necesidad constante de actividad física.
En niñes que tengan muestra de hiperactividad ayuda a que las alarmas salten antes y que consigan un diagnóstico precoz en comparación con los que simplemente tienen déficit de atención sin hiperactividad. Llaman más la atención y por ello se encuentran antes las soluciones.
Según las personas van siendo mayores, van aprendiendo a regular mejor esta actividad física o consiguen mimetizar la hiperactividad con movimientos socialmente mejor aceptados.
3. Impulsividad
Por último tenemos otro rasgo de las personas con TDAH: la impulsividad. Consiste en llevar a cabo acciones precipitadas sin considerar las consecuencias. No sólo es visible en tareas que se ejecutan en el trabajo y en el ocio, como podrían ser los videojuegos, sino que también se perciben en la toma de decisiones sociales.
Es otro de los factores que interfieren más en la autoestima de las personas con TDAH, porque socialmente han podido tomar decisiones rápidas que han tenido unas consecuencias que no esperaban y que han sido castigadas por el entorno. Es, otra vez, un rasgo que afecta a niñez y adultes.
Diagnóstico e intervención
El diagnóstico lo hacen profesionales especializados en la neuro divergencia: psiquiatras, neuropsiquiatras, neuropsicólogas, etc. No obstante el tratamiento puede variar, si se toma la decisión de tomar medicación sería recetado por psiquiatras y todas las pautas y tratamiento conductual estarían dirigidas por une profesional de un ámbito más psicológico.
Muchos síntomas pueden verse mejorados con una buena alimentación y con reducir el tiempo de exposición a pantallas, sobre todo de carácter primordial en personas con el lóbulo prefrontal en desarrollo (termina de formarse hasta los 21-25 años dependiendo del autor), es decir, en niñes.
Logopedia y TDAH
Entre el 5-7% de les jóvenes pueden tener TDAH, o dicho de otra forma, 1 de cada 20 niñez. Existe comorbilidad entre Trastornos Específicos del Aprendizaje (dislexia, discalculia, disortografia, disgrafía), Trastorno del Espectro Autista, Trastorno Específico del Lenguaje y TDAH, es por ello que lo conocemos de cerca.
Las logopedas no diagnosticamos ni tratamos esta neurodivergencia, no obstante al estar en contacto con personas que tienen una mayor probabilidad de tener el trastorno, podemos captar síntomas o dificultades con más facilidad y derivar a los profesionales que vayan a diagnosticarlo y tratarlo directamente.
Además, durante las intervenciones logopédicas prestamos especial atención para adaptar las tareas y contenidos a las necesidades propias de estas personas.
El blog lo escribo porque el 13 de julio es el Día Internacional del TDAH y porque te invito a que sigas informándote sobre el tema y a ponerte en contacto conmigo si tienes dudas al respecto o te gustaría consejo en relación a la neurodivergencia.